Durante la pasada tregua de ETA, la izquierda abertzale planteó una propuesta política como un horizonte que ellos aceptarían. La propuesta consistía en introducir una unidad política de tipo autonómico que agrupara a las cuatro provincias de Hego Euskal Herria, esto es Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Navarra. Esa unidad política seguiría formando parte del Estado español. Para entendernos, una comunidad autonómica conformada por las provincias de las actuales Comunidad Autónoma Vasca y Comunidad Foral Navarra, de acuerdo con la disposición transitoria cuarta de la Constitución española de 1978.
El objetivo de entonces no era, digamos, revolucionario. Y dado que ETA afronta cada negociación con menos capacidad de exigencia podemos suponer que cuando haya otra ocasión de cerrar el capítulo de la dinamita, los cambios con los que se conformarán sus partidarios bajarán un escalón más.
Todo esto viene a cuento del gran costo que está generando un objetivo tan pequeño. No sólo a las potenciales víctimas de un atentado: el del viernes no parece que buscara muertos, como no los buscaba el de la T-4 y los encontró, es lo que tienen los coches bomba. También los propios miembros de ETA están asumiendo un precio claramente desproporcionado para tan pequeño objetivo. Desde la ruptura formal de la tregua ETA ha sufrido más de veinte detenciones de gente que, a buen seguro, será condenada a varias décadas en prisión. Uno podría entender que haya quien arriesgue su libertad, su vida, por objetivos grandiosos, aunque sólo lo fueran a ojos de quien asuma tales riesgos. Pero estoy seguro de que nadie en la izquierda abertzale estará dispuesto a aceptar que la permanencia del marco político actual, con la excepción de que donde antes había dos autonomías ahora haya una, sea un reto apasionante que merezca todo tipo de penurias.
¿Vale la pena? Descontemos las posibles víctimas de nuevos atentados; no pensemos en los destrozos materiales y, sobre todo, morales que genera un bombazo como el del viernes; pongámonos en la piel de una muchacha que decide apartar toda su vida para entrar en una organización de la que sabe que pronto saldrá presa o muerta. Y pensemos que lo hace con un objetivo tan pobre como la unión de dos comunidades autónomas sin alterar el resto del marco económico ni político.
Hay gente que se está poniendo las gafas de ver lejos, cuando lo que necesita es las de ver cerca. Y el uso de unas gafas erróneas les está dejando ciegos.
Me parece muy interesante tu visión y creo que la comparto.
Como siempre, el problema radica en el odio. Generaciones de nenes han sido educados en el odio a lo español. Incluso entre los no radicales: hay gente del PNV que odia España. Se sienten oprimidos, lo cual no quiere decir que lo sean, pero los sentimientos son libres…
Y es el pez que se muerde la cola.
El odio. Educarse en el odio. Yo no soy vasco ni catalán. Soy madrileño y, desde hace 71 años he vivido dentro del odio. A mí, más de la mitad de los españoles me odian porque se medio leer y escribir;poeque se algo de historia;porque conozco medio mundo;porque hablo idiomas; porque no me gusta el balón pié; porque soy demócrata;porque soy republicano;poque llevo a toda España en mí corazón y mí mente, y no en el bolsillo y la barriga como ellos.¿tengo derecho a odiarles? S&R
Jo Maripuchi, tu comentario me parece muy nacionalista…
1) porque en el mismo sistema educativo se han formado los etarras, los ertzainas, los cachorros del Athletic, o las nuevas generaciones del PP vasco
2) porque crees que en un país con libertad de prensa se puede «educar en el odio» así, de la nada. Oyes, que se puede llegar a odiar a España, sin que te eduquen en ello, como posicionamiento político razonado.
Es como si dijeras que los comunistas son los que enseñan el odio entre las clases (en lugar de pensar que la conciencia de clase oprimida la que te convierte en comunista) Lo mismo decir que las feministas fomentan el «odio al varón» o los ateos «el odio a la religión»
3) En donde se educaron Franco, Tejero, Galindo, etc para tener tanta manía a los nacionalistas vascos (hasta los curas, ojo)
Pratxanda, ¿he hablado yo del sistema educativo? nonono
Los cachorros proetarras no son hijos de un entorno pepero, pesoísta, ni siquiera peneuvista (por mucho que muchos nacionalistas vascos odien lo español).
Para ver de lo que hablo, sólo hace falta salir un día a la calle en, por poner un ejemplo, Zarautz, y ver qué se dice, qué se ve… o leer algún blog…
Muchas veces trato de ponerme en la piel de aquellos que ven a España como un estado opresor para con Euskal Herría. Sinceramente hoy por hoy, no veo la opresión. Lo siento.
¿Te parece opresor que tenga que ondear la bandera española al lado de la ikurriña? A mí no. A mí lo que me parece es que cuando no hay opresión, hay que inventársela para seguir dando pábulo a ciertos sectores.
Pratxanda,no mezcles las cosas, te responderé por partes,
1)eduacando al odio en lo español frontalmente, no, pero si meter en la cabeza ideas que son mentira en un libro de texto, si habres un libro de ciencias sociales en BCN, donde nací y resido veras que lo habitual para referirse a Cataluña es el Nostre Pais (nuestro país), despues empezamos en el tema de las medias verdades historicas y te sale con esta receta una juventud de «provincianos»(o eso pensaban que conseguirian), que solo conocen a su CCAA.
2)Libertad de Prensa, no la hay, lo que hay son periodicos posicionados en un sentido o en otro y ciertos temas son intocables
3)»se puede llegar a odiar a España, sin que te eduquen en ello, como posicionamiento político razonado», perfecto pues razonamelo, ¿odiar a un país?, !!pero tu sabes lo que estas diciendo!!.
4)¿don de se ducaron Franco, Tejero, Galindo ?, pues no lo se,pero supongo que donde esta «pongámonos en la piel de una muchacha que decide apartar toda su vida para entrar en una organización de la que sabe que pronto saldrá presa o muerta.» en la clase de enfrente estaban Hitler, Mussolini,Polpot
un saludo