En España, la mejor forma de evitar conseguir un cargo político es postularse para el mismo. Conocemos a varios políticos que han anunciado su intención de rechazar tal o cual cargo y aceptarlo con gusto a los pocos meses (Bono no pensaba aceptar ningún ministerio porque su sitio estaba en Castilla-La Mancha… hasta que le ofrecieron ser Ministro de Defensa y comenzó a salivar) y más aún a quienes se retiran de la política para poder disfrutar de su familia, hasta que se dan cuenta de que tal disfrute no era todo lo gozoso que puede llegar a ser un puesto de poder y vuelven a su profesión. Pero es desconocido el político que manifieste públicamente su voluntad de ocupar un cargo que no le ha sido ofrecido y finalmente lo consiga. Cuando Gallardón reitera su ofrecimiento a ir en la lista electoral de Madrid del PP, pocos meses después de asegurar que no pensaba hablar de nuevo del tema, es claramente con la intención de hacer imposible su candidatura. ¿Qué ganaría Gallardón con la negativa del PP a llevarlo de candidato a diputado en 2008?
Veamos. Gallardón es una persona muy poco querido dentro del PP. No sólo la prensa derechista (salvo Vocento) le tienen una tirria gigantesca, sino también la inmensa mayoría de la militancia de su partido. La prueba fue su intento de colocar a su mano derecha, Manuel Cobo, en la presidencia del PP madrileño. El propio Cobo tuvo que retirar la candidatura al ver que no conseguía apoyos y que no iba a lograr ni el 20% de los votos de sus compañeros. Hoy mismo aparece una carta de doce concejales madrileños del PP denunciando la falta de democracia interna en el grupo municipal debido al personalismo de Gallardón(1): dada la nula democracia interna del PP y la escasa importancia que los militantes pepinos parecen concederle a ese hecho, la carta es obviamente un mensaje de hartazgo a Gallardón. De hecho, buena parte de la injustísima simpatía que ha conseguido entre los electores viene dada porque ven en él una especie de outsider, un hombre enfrentado al aparato de su partido y a la línea más dura por la que el PP se conduce. Por ello Gallardón sabe que sólo puede acceder algún día a la dirección del PP si la derrota electoral de su partido es de tal calibre que haga necesario a un cambio de rumbo y los propios militantes de su partido se vean obligados a taparse la nariz y a ofrecer a su político mejor valorado fuera del partido la presidencia del mismo.
El movimiento de Gallardón ha sido interpretado unánimemente como una estrategia para suceder a Rajoy tras las elecciones del año que viene. Con ello ha dejado claro que no hay nadie, ni en el PP, que piense que el PP vaya a ganar las elecciones. Nunca he entendido muy bien por qué, pero está bastante estudiado el efecto que tiene en el electorado la convicción de que va a ganar tal o cual partido: siempre hay una movilización del electorado hacia el caballo ganador y una deserción del barco que se hunde. Así, al mostrar el baile de buitres que sobrevuela al moribundo Rajoy, ha hecho explícito lo que hasta ahora sólo era una hipótesis bastante evidente: que el PP da por amortizado a Rajoy y que el debate interno se reduce a quién le sucederá tras la derrota electoral.
El movimiento de Gallardón sería una jugada maestra. Termina de dar la puntilla a Rajoy al mostrar que nadie confía en que venza: si fuera verdad que le quiere ayudar como Presidente del Gobierno sería perfectamente superfluo el escaño, pues no hace falta ser diputado para ser, por ejemplo, ministro. Con su ofrecimiento ha perjudicado los intereses electorales del PP. Y cuando dentro de unos meses el PP anuncie las listas electorales y en ellas no figure Gallardón será claramente visible por todos que Gallardón ha sido desplazado, que no es parte del equipo que ha llevado al PP a la ruina electoral. Gallardón está favoreciendo el batacazo del PP y que se le vea a él como el único cargo pepino que se desmarcó de la actual línea del PP, la que ha llevado al partido al desastre.
Esa es su única opción de conseguir metas mayores. Porque si Gallardón es inteligente (y no parece que no lo sea) sabe perfectamente que lo único que consigue ofreciéndose para ir en una lista es su exclusión de la misma.
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(1) Lo de la carta, impulsada por Angel Garrido, aparece hoy en El Mundo. Ángel Garrido, esperanzista de pro, fue la pasada legislatura concejal de Chamberí y de Villa de Vallecas. En Chamberí perdió el PP 2000 votos respecto a cuatro años antes (sólo en otros dos distritos perdió tantos votos) y Villa de Vallecas fue uno de los dos únicos distritos en los que el PP no fue el partido más votado en Madrid capital.
NOTA Estos días va a haber importantes cambios en el blog. Cuando esté todo listo ya os contaré, pero mientras espero que no os importe que haya momentáneos cambios de diseño, pérdidas de enlaces, etc… que me ayuden en el cambio.
No te dejes engañar por el supuesto centrismo de Gallardón. Es un auténtico ultra, como su suegro, Utrera Molina. Es tan clasista, que los trabajadores de la Puerta del Sol no podían utilizar el mismo ascensor que él. Y un tiralevitas recorría los pasillos cuanto Gallardón iba a salir de su despacho, para que nadie se cruzara con el presidente.
Cada vez que le veas en campaña abrazando viejas y besando niños, piensa que está sufriendo nauseas de asco por tocar a la plebe.
Gallardón es un astuto buitre político.
El PP perdió las elecciones de 2008 cuando perdió las de 2004 y empezó a decir que todo era por culpa del atentando del 11 de Marzo de 2004 y empezó a decir veladamente junto con sus bases que la culpa del atentado era del PSOE.
Además esa derrota de las elecciones de 2008 se vio ratificada cuando Zapatero empezó a impulsar mejoras sociales, y el PP, en sus trece, se negaba a dar su favor a esas leyes o en todo caso se abstenía de posicionarse, intentando en todo momento no hacer política, sino de leñador del actual gobierno.
La cosa está clara. Rajoy perderá, dimitirá diciendo que se retira de la política para estar con su familia o algo parecido y empezará la batalla por la sucesión.
No creo que haya dedazo por parte de Rajoy, y menos de Aznar, que se lavará las manos del asunto y se refugiará en la FAES, y aún menos Fraga, que dudo mucho que se entere de lo que está pasando.
Me parece que será la primera vez qeu veamos unas primarias para elegir candidato popular a la presidencia del gobierno en el seno de ese partido dudosamente democrático llamado PP.
Para que hubiese primarias en el PP primero habría que dar por sentado que ese es un partido con democracia interna. Pero un partido que elige a sus candidatos por el dedo de un iluminado o por una libreta azul no puede llamarse democrático. Elijan el que elijan seguirá la misma línea que Rajoy, que Aznar, que Fraga… Mismo perro con diferente collar. Lo único que les diferencia un poco son las formas y la materia económica (más o menos liberal), pero en lo social seguirán siendo igual de casposos que siempre.
En efecto, Hugo, tu hipótesis es la única que podría explicar por qué tanta insistencia de Gallardón, en plena sequía informativa, por «figurar». Es un tipo astuto y calculador, de todas maneras no tengo tan seguro que aun cumpliéndose la premisa de que el PP se estrelle en las generales y con Rajoy parezcan hundirse quienes le rodean más incondicionalmente, Gallardón tuviese suficiente con su credencial inmaculada para ponerse al frente del Partido…
Coincido con tu tesis, Hugo: la autopostulación de Gallardón es una manifestación más del masivo revoloteo buitreril alrededor del cadaver futuro pero seguro de Rajoy.
Y también creo que, aunque lo intente con inteligencia, Don Alberto no tiene ninguna opción de pillar cacho de carroña, excepto en el poco probable caso de un batacazo electoral tremendo del PP.
En cualquier caso, lo de las primarias podría ser un método de colocar a un tapado, a un delfín de Aznar no «quemado» por el fracaso -previsible- de 2008. Pero nada de democracia interna. De eso en el PP ni tienen, ni tienen ganas de tener. A ellos les va más el sistema de elección «carismático», mediante designación divina o por directa intervención de la gracia de Dios transustanciado en cuaderno azul. Nada de elegir democráticamente las bases, no vaya a ser que decidan algo inconveniente para los intereses de quien de verdad manda en el partido…
La teoría me resulta interesante, Hugo, pero le veo algunos problemas mayores. El principal, que no creo que el PP tenga motivos para ver tan clarísima su derrota en las próximas generales, o al menos no por una goleada tan grande como pareces ver tú. No hay que olvidar que el PSOE no va a poder recoger los grandes y nunca negados beneficios electorales que recogió en 2004 a consecuencia de un suceso enorme y atípico, a lo que hay que añadir los «flecos» que anda dejando sin hilvanar por ahí, como el asuntillo ese de Navarra, la descafeinización de la Ley de Memoria Histórica, e incluso ya veremos si la situación hipotecaria española no acaba por explotarle en la cara a Zapatero. De modo que puede que el PP pierda frente al PSOE (a pesar de todo, yo pienso ahora mismo que esa es la probabilidad más real), pero si lo hace por una diferencia lo suficientemente pequeña, no tendría por qué cumplirse tu predicción respecto a que Gallardón apareciese como Superman con su capa, único rescatador posible de un partido hundido.
Por otro lado, siempre he sido de la opinión de que se sale mejor de las situaciones cuanto menos malas son éstas. Hundir a su partido hasta el punto que pareces adivinar, sólo podría querer hacerlo Gallardón en el caso de pensar en presentarse por otro partido. Dado que hace tiempo que hay movimientos en ese sentido (Rosa Díez, Savater, la posibilidad siempre pendiente de Bono…), no es algo a descartar, pero no para estas próximas elecciones. Otra cosa es que el hunidmiento del PP fuese una magnífica excusa para salir a la palestra y decir: «Señores, con este partido y esta gente no se puede ir a ningún lado. Necesitamos (necesito) otra cosa». La única pega que le veo a esa hipótesis sería, en caso de que Bono estuviera por la labor, la lucha a muerte entre éste y Gallardón, ya que ambos comparten características importantes de egocentrismo, historial electoral vencedor, ideología e incluso apoyos posibles.
Retomo la información política tras las vacaciones -con la que nos espera necesitaba este momento kit-kat- y ayer veo a Millás dando caña a Gallardón en «El País» y el Crónica de «El Mundo» sacando muertos que el alcalde de Madrid tiene en el armario. Me sorprendió que Prisa publicara algo así ya que Polanco tenía en muy alta estima a Gallardón y procuraba que en sus medios no se le tratara mal, a lo que Albertito correspondía sirviendo de puente entre los medios de Prisa y el PP, para cabreo monumental de Génova. Lo del diario de Pedro J., predecible, aunque me sorprendió que dedicara gran atención a la vida privada de Gallardón, sobre todo tras lo que le cayó a Sebastián por enseñar la foto de Corulla en el debate de TVE… Y, además, hoy aparece Rajoy reafirmando su liderazgo, así que a lo mejor en la sede PePera se están cubriendo las espaldas por si acaso.
Lo más curioso de todo esto es que Gallardón, por lo que sea, sigue cayendo muy bien a muchos sectores de la izquierda, y provocando urticaria entre los del PP -sobre todo entre los más ultras-. Pero nada comparado a lo que causa en su partido, donde, según dicen, no cuenta con un respaldo importante.
Sin embargo, creo que hay quien está echando cuentas desde que comenzó a postularse como número 2 en la lista de Rajoy, y no está viendo muy rentable electoralmente su entrada en el Congreso como diputado. ¿Por qué? Porque quizás pueda conseguir algunos votos de ese hipotético centro político que oscila entre PP y PSOE -si bien después de la que ha caído en esta legislatura no sé si podemos hablar de cambios en el sentido del voto- pero me cuesta creer que un votante tradicional del PSOE vaya a votar al PP, por mucho que Gallardón le parezca un tipo enrollado y razonable.
Por eso, y por otros motivos, me parece que el alcalde de Madrid se ha precipitado, ya que, como decís, parece que sólo puede tomar relevancia como cabeza de partido en caso de desastre electoral por parte del PP. Y no creo que eso vaya a producirse, al menos a día de hoy, aunque sí estimo que perderán las elecciones y por una diferencia más grande de lo que las encuestas están barruntando.
La duda, en ese caso, será si estarán dispuestos a una verdadera renovación del partido. ¿Admitís apuestas?
[…] y que debería haber recordado tras la expulsión de la lista de Madrid de Gallardón. Se titulaba “Tesis sobre la gallardonada” y lo escribí el 24 de agosto del año pasado a raíz de la enésima declaración en la que […]