Lo importante para evaluar la vida política no son las cosas que se hacen respecto de lo público, sino las cosas que se dicen. Da igual que sean contradictorias con lo que se hace o incluso que las propias frases se contradigan consigo mismas: se suelta la frase y ya puede uno ser examinado.
En el apartado frívolo, la frase del día fue de Esperanza Aguirre: apareció en la pradera de San Isidro vestida de hada pepina y dijo, muy convencida, que se había vestido de chulapa (chulapona, dijo ella) y que con ello «había cumplido un sueño: siempre he tenido el sueño de vestirme de chulapona, y había venido a la pradera de San Isidro, pero no había podido vestirme de chulapona». Si uno sueña con dirigir Microsoft, lo tiene difícil; si el sueño de uno es ponerse un disfraz… ¿qué le impedía cumplirlo? Con esta señora uno se pierde.
Ya en lo supuestamente serio, Rajoy se soltó una el lunes muy interesante: «En la lucha antiterrorista, daré mi apoyo incondicional [es decir, sin condiciones] al Gobierno, si [es decir, con una condición] ilegaliza a ANV». Rajoy lo dijo sin que le entrara la risa, probablemente porque en su partido ya han conseguido que no les entre la risa digan lo que digan.
Ayer en un mitin, Zapatero afirmó que «voy a trabajar por la paz y en esa tarea los insultos no me impresionan»; las declaraciones estarían muy bien si no se hubiera dirigido por el proceso de paz con un ojo puesto siempre en lo que decía la derecha furibunda, si hubiera dado pasos firmes y efectivos que no tuvieran como límite el impacto de las declaraciones pepinas en las encuestas.
Pero sin duda, el mejor ejemplo de cómo la realidad no tiene por qué arruinar unas buenas declaraciones lo está poniendo la izquierda abertzale. Las últimas declaraciones de su cúpula han señalado que «ETA está dispuesta a dar nuevos pasos para afianzar el proceso»; y si está dispuesta, ¿por qué no los da? Con lo sencillo que sería y lo alegres que estaríamos todos. Emociona, asimismo, ver que están pidiendo el voto «para reforzar el proceso» mientras se boicotean actos electorales de los demás partidos: aunque en la prensa sólo salga cuando a algún pepino se le grita algo, las agresiones (de baja intensidad, pero agresiones injustificables) las están sufriendo hasta las gentes que defienden que la izquierda abertzale se pueda presentar con las siglas que les de la gana, como el caso de los compañeros de Ezker Batua-Aralar. Da igual, lo que de hecho se haga: quien escuche a los líderes de la izquierda abertzale sabe que los votos que reciban son para reforzar el proceso. Debe de ser: reforzar el proceso de mandarlo todo a la mierda.
Gracias por unas palabras que entiendo son de apoyo a la gente de Ezker Batua Berdeak – Aralar.
Claro que lo son. No tiene nombre lo que os hacen y doy por hecho que si actúan así es sólo porque saben que lo estáis haciendo muy bien y desde la izquierda, lo que recalca más sus deficiencias. Ánimo.