Desde hace tiempo parece que hay un consenso (al menos no se oyen voces discrepantes) sobre la conveniencia de eliminar la discriminación de sexo en la sucesión al trono. También parece que hay consenso (salvo entre los republicanos, que somos muy puñeteros) en que esa discriminación debe anularse a partir de la sucesión de Felipe y no a partir de la de Juan Carlos, para ahorrar a la Corona el bochornoso espectáculo de estar encarnada en los llamados duques de Lugo (espectáculo que es la razón por la que los republicanos queremos que se acabe con esa discriminación ya: si la monarquía ha de continuar, al menos pasémonoslo bien).
Se habla de evitar la discriminación en la sucesión al trono: se entiende que de lo que se trata es de evitar la discriminación dentro de la Familia Real que se asume como privilegiada de antemano. Pero es que ni por esas. Estamos concienciados con la discriminación por razón de género porque de hecho se da en la sociedad: no son necesarias leyes que eviten la discriminación a los pelirrojos, porque no se ha demostrado que tengan mayor tasa de desempleo o menor sueldo a idéntico trabajo.
Pero la Familia Real no está en la sociedad. Si se introduce esa variación, se estará cambiando una discriminación por otra igual de injusta: en vez de discriminarse por razón de sexo se hará por razones de edad: ¿es más injusto el privilegio de Leonor (que demostró el otro día que ya habla mejor que su abuelo) sobre Sofía (basado en una cuestión de nacimiento: la edad) que el privilegio de un supuesto benjamín varón sobre ellas dos (por otra cuestión de nacimiento: el sexo)? No lo parece. Simplemente se está proyectando sobre una familia absolutamente marginal (está en un margen, aunque sea un margen privilegiado) los anhelos de igualdad que hay en la sociedad civil, a la que esta familia no pertenece. La discriminación por razón de sexo es tan aberrante como la discriminación por razón de edad, de raza, de cuna,… La única diferencia es que hoy por hoy ya no se da en la vida real una discriminación entre benjamines y primogénitos. Pero no se trata de la vida real, sino de la vida Real.
Si se quisiera conservar la discriminación de todos los españoles respecto a la Familia Real, pero eliminando la discriminación dentro de la Familia Real, la modificación de la sucesión tendría que ser algo así como elegir al azar entre la prole del Rey, o que se haga algún tipo de elección (parlamentaria, popular) entre los hijos reconocidos por Su Majestad. Sólo así, Sofía no podría sentirse agraviada por razón de nacimiento manteniendo el agravio todos los demás españoles. Pero esa reforma sí sería muy complicada.
Parece claro que lo mejor es que la próxima reforma de la Monarquía sea la que la derogue.
Pero como no va a ocurrir… que nos reine el que nos haga reír más, con sus escarceos nada discretos, con sus bromas socarronas y con sus negocios a todo tren que permanecen bien ocultos a una opinión pública babeando con las palabras de una niña (qué maldad en tu comentario, por cierto jajajajajaja).
Ya que hablamos de una institución basada en la discriminación en base al nacimiento, que sean coherentes y mantengan esa discriminación en todas las áreas: género, edad, pelo, vestimenta y, por supuesto, sentido del humor.
Pese a lo que digo al comenzar este comentario… tengo cierta «fe» en ver la III antes de morirme, la verdad.
Salud.