Desde el momento en el que se conocieron las explosiones de cuatro trenes el 11 de marzo de 2004 un grupo de interés, liderado entones por el Gobierno de España y después por el Partido Popular, definió claramente su escala de prioridades: en primer lugar había que salvar la cara a José María Aznar y su séquito; en segundo lugar,… en segundo lugar, nada: sólo importaba cómo utilizar propagandísticamente los atentados, cómo aprovecharse de los muertos. Fue lo que pasó entre el 11 de marzo y el 14; y es lo que ha pasado del 15 de marzo hasta ayer mismo.

La última canallada cometida con ese único objetivo fue el anuncio de ayer de El Mundo, según el cual los peritos de parte de las acusaciones y de las defensas iban a pedir exhumar algunos cadáveres de las víctimas con la excusa de buscar restos del Tytadin que avalara sus mentiras. Saben que no encontrarían tal explosivo, en primer lugar porque ya ha quedado suficientemente claro que no se utilizó, pero en segudo lugar porque tres años después los exámenes periciales no tendrían nada que aportar. ¿Para qué entonces esta maniobra que sólo acentúa y remueve el dolor de los familiares de quienes murieron en aquellos atentados? Los objetivos podrían ser dos: uno, dilatar el proceso, retrasando lo más posible la sentencia; dos, conseguir un informe pericial diciendo que de los restos no se puede obtener “información concluyente”, del mismo modo que si examinan una botella con agua bebida por el Chino no pueden obtener “información concluyente” sobre los explosivos. Pero un informe explicando que no se obtuvo “información concluyente” permitiría avalar a los mentirosos que se forran a cuento de que en realidad “no sabemos casi nada”.

Estoy seguro de que los medios, las asociaciones y el partido que están promoviendo toda esta basura habrán apoyado en algún momento a otras víctimas del terrorismo. Pero en el caso del 11-M El Mundo, Libertad Digital, la COPE (la Iglesia), la Asociación Víctimas del Terrorismo, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, el Partido Popular, junto con sus entramados (Peones Negros y gentuza por el estilo) no ven en las víctimas un factor relevante que les pueda hacer tomar una decisión u otra. Simplemente da igual: su interés es amparar al Gobierno anterior y, en la medida de lo imaginable, atacar al presente. Como efecto relativamente colateral, esta estrategia está suponiendo que todas esas entidades están sirviendo a la defensa de los terroristas y están haciendo daño a sus víctimas. Por si no queda claro: esos medios de comunicación, esas asociaciones, ese partido y parte de sus entornos están ayudando a los terroristas que organizaron el 11-M y están perjudicando a la gran mayoría de las víctimas de tales atentados.
Ya fue muy comentado el artículo de Nacho Para en El Periódico en el que destapaba una conversación entre el abogado de la AVT y el de Zougam para unificar la estrategias en el juicio: al parecer, ni se molestan en esconderse de víctimas, de periodistas,… de tan obvia que es “la extraña connivencia”. Así lleva siendo desde hace tiempo y, a los pocos días de crear este blog ya hacía mención a que lo que hace Pedro J. Ramírez sería objeto de ilegalización si lo hicieran otros con otro terrorismo.
La miseria que muestra la última propuesta de los peritos (de algunas defensas, de algunas acusaciones) debería servirle a alguien de gota que colma el vaso y parar los pies a tanta macabra conspiración.