Por lo visto hoy va a haber bastantes instituciones que conmemoren el 70º aniversario del bombardeo de Gernika, que dio inicio a una larga tradición de bombardeos sobre poblaciones civiles en todas las guerras siguientes en las que ha habido un contendiente occidental. Este aniversario nos sitúa ante la eterna pregunta: ¿para qué sirve rememorar acontecimientos pasados? ¿Es sólo un ejercicio retrospectivo o sirve para revisar nuestras actuaciones presentes y futuras?
La memoria puede servir de emotivo homenaje a quienes murieron por el horror nazi de aquellos bombardeos concretos. En tal caso, especialmente mientras siga habiendo familiares de las víctimas que se sientan agasajadas por tal recuerdo, el homenaje tendrá un sentido particular, concreto. Bienvenido sea.
Pero si se quiere dar a la memoria una dimensión política es porque los horrores pasados nos pueden servir para entender mejor las cosas que pasan ahora cada día. El recuerdo de Gernika puede ser interesantísimo por el consenso en torno a que fue un terrible suceso que no debería haber sucedido nunca. Esa visión consensuada la dan la perspectiva histórica y la autoría nazi de los bombardeos, pues sólo seis años después Estados Unidos dejó caer sobre Hiroshima y Nagasaki dos bombas atómicas infinitamente más asesinas y no hemos conseguido forjar un consenso parecido.
Pero ese consenso nos puede facilitar iluminar los bombardeos contemporáneos sobre poblaciones civiles, para los cuales puede que no tengamos la perspectiva histórica necesaria. Cada vez que, quien sea, masacra poblaciones civiles iraquíes, afganas, madrileñas, yugoslavas, neoyorquinas, libanesas, podremos entenderlo mejor si miramos al pasado y nos decimos: «Sí, como en Gernika«.
Probablemente en alguno de los homenajes que se celebren hoy participará Javier Solana, por ejemplo. Espero que haya alguien que le recuerde que él era el Secretario General de la OTAN cuando ésta lanzó una bomba sobre un tren lleno de civiles, para después manipular el vídeo (acelerando la imagen) para que pareciera un error inevitable.
Otros personajes, como Blair y Aznar, no tendrán, espero, el santo morro de acudir a ninguno de esos homenajes. Hay un homenaje que podemos dar nosotros: unirnos a la causa contra quien decidió colaborar con tantos gernikas como hubo (¡como hay!) en Irak. He visto en Periodismo Incendiario la noticia de una reunión este sábado en Madrid a la que se invita a todo el que pueda participar para conseguir que, quienes permitan gernikas hoy, obtengan la respuesta justa, sosegada y contundente de quienes no quieren que la memoria sea estéril.
[…] a la academia que revise el significado de “pacifista” para que pueda admitir tanto a alguien que se opone a la OTAN como a alguien que la preside mientras esta bombardea algún país qu…. Y ya, por el mismo precio, que reformulen “socialista” para que quepan desde las 13 […]