En el PP admiran fervientemente a los gobernantes de Estados Unidos sean quienes sean, incluso (o especialmente) en el caso de criminales bobos como George Bush. Si alguien se opone a lo que se decida en Washington, es porque sufre un antiamericanismo rancio. Sin embargo, no se sabe por qué, la derecha, que tanto denuncia el antiamericanismo de quien ose rechazar que se bombardee tal o cual país, se niega a adoptar el ejemplo de las mejores cosas que vienen de Estados Unidos. Apartado el tema de la economía tras el debate Solbes-Pizarro, volvió Rajoy a denunciar la cantidad de delincuentes que hay entre los inmigrantes, mencionando el famoso contrato por el que un extranjero se compromete a aprender sevillanas a cambio de que se le deje vivir en España mientras sea útil para ser explotado laboralmente. Asimismo (todo en aras de la seguridad de los españoles de bien, la gente normal, la gente con sentido común que no entiende esas cifras macroeconómicas) Rajoy prometió rebajar la edad de responsabilidad penal hasta los doce años.

La independencia de Estados Unidos se fraguó a partir del principio No taxation without representation: la corona británica quería imponer unos impuestos a quienes habitaban las colonias, que no tenían representantes en el Parlamento, y esta gente se negó. Si nos quieren poner obligaciones, decían, tenemos que tener también derechos; en concreto el derecho a que quien nos imponga esas obligaciones haya sido votado también por nosotros.

No hay demasiada diferencia entre aquel motivo de la rebelión de esas colonias británicas y la situación que pretende agudizar el PP, salvo que ni los niños ni los inmigrantes parecen predispuestos a levantarse en armas contra quien sólo les quiere cargar con obligaciones (en el caso de los inmigrantes se trata de obligaciones que no tendrán que cumplir los autóctonos: a eso se le llama xenofobia) sin otorgarles siquiera el derecho al voto. Rajoy sólo depende de los electores (españoles de más de dieciocho años) y de los poderes económicos: ni los niños ni los extranjeros pueden molestar lo más mínimo a Rajoy, salvo en el caso de la famosa niña del debate, si le sale lesbiana o pacifista (magnífico ayer Juan Carlos Ortega en la SER, entrevistando a la niña en el 2030, que se quería casar con Merche, a pesar de que sus padres tenían trabajo, había estudiado y era un bastión de la tolerancia, la libertad y los derechos humanos además de no avergonzarse de ser española).

Los inmigrantes trabajan, tributan, sufren los atascos de la sanidad, que pagan con sus cotizaciones a la Seguridad Social: sufren y disfrutan las decisiones políticas tanto como cualquier español residente en España, más el sobrecoste que provoca la xenofobia generada por algunos. Sin embargo viven without representation, lo que permite que candidatos electorales insinúen que un diez por ciento definido de nuestra población está compuesto por un porcentaje mayor de delincuentes que los españoles, que gozan de la presunción de inocencia. ¿Prometería Rajoy el contrato xenófobo si los extranjeros pudieran votar? ¿O más bien se iría a Lavapiés a hacerse fotos entre moros, chinos y negros?

En el caso de los niños la cosa es relativamente parecida. Rajoy piensa que a los doce años ya se tiene responsabilidad individual hasta el punto de poder ser castigados penalmente por los actos realizados. ¿Tienen responsabilidad individual, pero no colectiva? Si alguna razón hay para que no voten los niños, ésta sería la supuesta ausencia de responsabilidad a edades tan tempranas. Lo que es tramposo es que sólo tengan responsabilidad para las obligaciones, pero no para los derechos: si son responsables hasta el punto de poder pagar penalmente por lo que hagan, deben ser responsables también para elegir a sus representantes políticos.

Como ni los niños ni los extranjeros podrán votar el 9 de marzo ni el PP ni el PSOE ofrecen en sus programas electorales la ampliación de sus derechos ni, simplemente, la reducción de su discriminación. Por supuesto es sólo IU la que promete ampliar el derecho al voto a los inmigrantes que residan en España y rebajar la mayoría de edad a los 16 años.

Si hay que elegir entre ser justos y recaudar votos, que nos pillen en el lado bueno.

NOTA: El apunte de ayer se titulaba ‘Que entierren a Rajoy…’ (en referencia a su defunción política) y estaba en este blog que se titula III República.es Un divertido comentarista publicó firmando como pepe: “Que maten a Rajoy??? Que maten a vuestra puta madre. Aunque no os guste, españa tiene monarquía. ASIK A APECHUGAR!” Mola. Como el General.